martes, 17 de junio de 2014

Claves para elegir con acierto el colchón

 
Los españoles son los europeos que descansan en colchones más viejos ya que los cambian una vez cada 12,6 años, 2,6 más de los recomendables, mientras holandeses y austríacos renuevan los equipos de descanso cada 8 ó 9 años. 

Este hábito es reflejo de una falta de cultura del sueño, según médicos y fabricantes, que reconocen la importancia de buen colchón para mantener una buena salud de la espalda, aunque nunca pueden considerarse como una "medicina" o una "panacea" para curar los daños que infringimos a nuestra columna vertebral. 

Según un estudio realizado por la Asociación Europea de Fabricantes de Camas, los españoles alargan la vida de los colchones 12,6 años de media -más que alemanes, belgas, italianos, franceses, alemanes, austriacos y holandeses- e incluso un 20 por ciento de los encuestados cree que pueden durar 20 años. 

El 68 por ciento de los preguntados en España respondió que únicamente cambian de equipo de descanso cuando el desgaste externo, las roturas y la alteración visible es evidente. 

Sin embargo, el colchón puede estar dañado en su interior mucho antes de que su aspecto externo lo delate y el producto deja de atender al calificativo de confortable y de garantizar buenas condiciones para el descanso a partir de los 10 años, según la Asociación Española de la Cama (Asocama).

Cómo debe ser la superficie de descanso

Ha de ser firme, homogénea y adaptable en su soporte (carcasa de muelles, bloque de latex o bloque de espuma), y cómoda y mullida en sus acolchados.

Firme (el grado de firmeza dependerá directamente de la persona), porque nuestra columna vertebral no debe coger posturas extrañas ni vicios cuando dormimos (efecto hamaca). Debe mantenerse en su postura natural para que no sufra.

Homogénea, porque también ha de mantener el apoyo en toda la superficie del cuerpo (no debe tener hundimientos, ni huecos grandes)

Adaptable, porque nuestro cuerpo no es una tabla rasa, está lleno de curvas, y a ellas se debe adaptar en cierto modo el colchón.

 Tipos de colchón

La pregunta que podemos hacernos antes de empezar la búsqueda es: ¿Qué se le puede pedir a un colchón? Pues muy sencillo, que sea saludable para el cuerpo y cómodo. Ni más ni menos, ya que el sueño no lo puede garantizar ningún colchón.



Es el de toda la vida y el que goza con una mayor cuota de mercado en nuestro país, ya que lo prefieren el 60 por ciento de los españoles. Ofrece distintos grados de firmeza según el refuerzo de los muelles. Según la Fundación Kovacs, especializada en terapias para la columna vertebral, los colchones deben ser de firmeza intermedia.

Son más ecológicos, transpiran muy bien, resultan más firmes y no presentan problemas ante la humedad. Están indicados, por esta razón, en personas que sudan mucho.

El principal inconveniente de este sistema de descanso es que carece de compresión para que pueda ceder a las distintas presiones que ejerce nuestro cuerpo. Es lo que le diferencia con respecto al látex. Los muelles van cediendo y tienden a hundirse en el centro, lo que implica una postura incorrecta del cuerpo a medio plazo.


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La composición del látex utilizado en la industria del colchón puede situarse entre dos extremos: 100 por ciento natural y 100 por ciento sintético. Lo ideal es un equilibrio bien calculado. El látex natural genera una buena elasticidad, sinónimo de confort, y el látex sintético, la dureza necesaria. Lo adecuado es mezclar un cierto porcentaje de látex sintético y de látex natural, para conseguir así un soporte suficiente con el confort ideal.

Presenta características muy interesantes, ya que estos colchones se amoldan perfectamente al cuerpo y a las articulaciones, y son más duraderos que los de muelles. Son hipoalergénicos y resistentes tanto al polvo como a la suciedad. Flexibles pero indeformables, facilitan la circulación sanguínea al no crear puntos duros.

Entre sus principales inconvenientes está su alto precio y el hecho de queno eliminan del todo bien la transpiración. Sin embargo, esta gama de colchones alcanza ya el 15 por ciento del mercado.


Las espumas se distinguen por el modo de fabricación. A un material líquido y gelatinoso se le insufla aire comprimido para conseguir una espuma llena de burbujas, que una vez tratada con endurecedores y resinas estabilizadoras queda como un bloque homogéneo, donde son las burbujitas de aire y el material poroso los que dan lugar a una buena y flexible superficie de apoyo.

Los más conocidos son los de poliuretano y los hay de diferentes calidades. Como ventajas, destaca el hecho de que se pueden cortar a medida para adaptarlos a cunas, sofás, etc. y su bajo precio. En cambio, no regulan bien la temperatura y pierden firmeza con el uso.


Tambien podemos encontrar en el mercado de manera minoritaria colchones de otros materiales como los futones, colchones de agua o colchones inflables.

Los futones son colchoncitos bajos, por lo general duros (aunque no todos) tradicionalmente usados en oriente y con poca aceptacion en general en Europa. Saludables para la espalda, sólo están recomendados para quienes gustan de colchones firmes.

Los colchones de agua nunca han tenido mucho mercado, pero se pueden encontrar en algunas tiendas. Se han puesto en entredicho sus beneficios sobre la salud de la espalda, aunque algunas variedades incluidas en la gama más alta sí cumplen con los requisitos mínimos exigibles para la superficie de descanso.

Finalmente los colchones inflables, no son camas de verdad para diario y se deben usar con moderacion y en situaciones excepcionales.

Fuente: http://www.pulevasalud.com/ps/subcategoria.jsp?ID_CATEGORIA=104065&RUTA=1-3-104063-104065